lunes, 9 de noviembre de 2009

Percepciones y prioridades


Este post no está dedicado al smooth jazz sin embargo tiene como protagonista a la música, a la verdadera música; la música clásica y como telón a la conducta humana. En Enero del corriente año, el periódico The Washington Post realizó un experimento social digno de consideración. A tal efecto le encomendó a Joshua Bell (foto) uno de los violinistas más prestigiosos de música clásica la tarea de tocar una parte de su concierto en una de las estaciones del metro de Washington. Provisto de un Stradivarius valuado en 3 millones y medio de dólares, Bell se acomodó en una de las entradas e interpretó 6 complejas piezas de Bach que dos noches atrás había interpretado en un teatro de Boston a sala llena con un costo de 100 dólares el ticket más barato. Pasaron 6 minutos para que un hombre de mediana edad detuviera brevemente su paso apurado y dejara 1 dólar en el estuche del violín. A los 10 minutos un niño se detuvo a escuchar a Bell pero su madre rápidamente lo hizo proseguir con su marcha apesar que el niño repetidamente giró su cabeza para continuar contacto visual con el violinista. A los 12 minutos un joven se reclinó sobre una de las columnas del andén para escuchar la melodía pero no duró más de medio minuto y continuó con su andar. Los únicos además de este joven que se detuvieron a escuchar al violinista fueron niños que sin excepción fueron forzados por sus padres ó madres a continuar caminando. Al cabo de 45 minutos Bell terminó su mini-concierto. No hubo aplausos, no hubo ningún reconocimiento y en absoluto silencio Joshua guardó su valioso violín para recoger 32 dólares dejados por no más de 20 transeúntes que dejaron su dádiva sin detenerse mayormente. Este experimento nos demuestra claramente dos factores en nuestra conducta social: La "percepción" general es que nadie aprecia la belleza fuera de su contexto natural y fundamentalmente si no nos detenemos a apreciar el talento de uno de los músicos más importante de nuestro tiempo interpretando una de la piezas más bellas que se hayan escrito y ejecutada en uno de los instrumentos más finos que se hayan creado, cuantas cosas más nos estaremos perdiendo de disfrutar debido a nuestras "prioridades"? Eso nos recuerda un poco lo que nuestro slogan suele predicar y que muchas veces en la vorágine de la vida cotidiana solemos olvidar: "Dejala fluir". La música como la vida para ser apreciada integramente debe fluir pero es nuestra decisión en dejarla fluir como un manantial o hacerla brotar a borbotones como un río fuera de cauce.

1 comentario:

  1. Excelente elección del comentario así como el experimento hecho en el metro con este músico. Es muy importante el practicar la conducta "fuera de contexto", yo lo hago casi a diario. Se trata de descontextualizar determinado artículo, prenda, música, regalo, nube, olor, todos los sentidos entran en juego. Fundamentalmente el ejercicio de la creatividad. Como en Radiotrece, déjala fluir.

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