
viernes, 27 de noviembre de 2009
"VIP": El inconfundible sonido de la calidad excepcional.

sábado, 21 de noviembre de 2009
Leyendas del smooth jazz


Corría el año 1974 cuando Jay Beckenstein fundó junto al tecladista Jeremy Wall la banda Spyro Gyro nombre que Beckenstein originalmente había obtenido de una de sus clases de biología en sus años de estudiante y el cual en realidad se escribía en una sola palabra "Spyrogira" y se refiere a una variedad de algas. La separación del nombre y el deletreo equivocado se debió al error del dueño de un club de Buffalo, New York que anunció la presentación de la banda como "Spyro Gyra" en su marquesina. A medida que la banda iba ganando en popularidad el nombre quedaría grabado para siempre. La formación original contaba además de Beckenstein en saxo y Wall en teclados con Jim Kurzdorfer en bajo, Tom Walsh en batería y Umphoba Emile Latimer en percusión. Poco después otro tecladista se sumaría al grupo; Tom Schuman quien junto a Beckenstein son los dos únicos miembros que hasta el día de hoy permanencen con Spyro Gyra. En 1977 la banda grabaría su álbum debut que lleva el título homónimo con la participación de algunos músicos invitados que luego serían miembros activos en la formación como el caso del vibrafonista Dave Samuels y el percusionista Rubens Bassini entre otros. De ese álbum el single "Shaker Song" iba a convertirse en un gran suceso dentro el género Adulto Contemporáneo. Al año siguiente y con varios cambios de personal Spyro Gyra iba a grabar lo que hasta el día de hoy se reconoce como un clásico dentro del smooth jazz, el álbum "Morning Dance" y del cual el tema que dá título al mismo se convertiría en número 1 en Billboard en el género Adulto Contemporáneo y 24 dentro del Top 40 de la misma publicación por varias semanas lanzando al grupo al estrellato internacional. Ese álbum contó con la colaboracion de renombrados músicos como John Tropea, Chet Catallo y Rick Strauss en guitarras, Will Lee en bajo, Suzanne Ciani en teclados, Steve Jordan y Ted Reinhardt en batería, Michael Brecker en Saxo tenor y el percusionista cubano Gerardo Velez quien más adelante reemplazaría a Rubens Bassini en la formación original. Ese mismo año MCA Records editaría el tercer álbum "Catching the sun" con la misma base de músicos más el agregado de algunos invitados como el caso del guitarrista Hiram Bullock, el saxofonista Tom Malach, Tom Malone y Barry Rogers en trombón y una sección completa de cuerdas con once integrantes. El álbum tendría similar suceso al anterior consolidando la carrera ascendente de la banda. Luego seguirían álbums como "Carnaval", "Freetime", "Incognito" entre los 26 que suman en su trayectoria incluyendo su último trabajo "Down the wire" trás 35 años de actividad ininterrumpida, tres Premios Grammys (2007 Mejor Album Instrumental por "Wrapped in a Dream", 2008 Mejor Album Instrumental por "Good to go-go" y 2009 por Mejor Album Instrumental por "A Night Before Christmas"), innumerables nominaciones más el premio otorgado por la Canadian Smooth Jazz Association en 2007 que reconoce las trayectorias más extensas y exitosas del género. Hoy Spyro Gyra trás innumerables cambios de personal e infinidad de músicos que fueron parte de uno u otro proyecto entre los que cabe nombrar a unos pocos para tener noción de la magnitud del trabajo de esta banda, tal es el caso de Herb Alpert, Celia Cruz, Tito Puente, Boney James, Bob Scaggs, Michael Franks, Arturo Sandoval, Jeffrey Osborne, Randy Crawford, Toots Thielemans, Steve Gadd, Howard Levy del grupo Bela Fleck & The Flectones, Tower of Power, Marc Quiñones, Deniece Williams, Bobby Caldwell, Basia entre muchos otros, sigue ofreciendonos su inalterable calidad a través de más tres decadas de creatividad y buen gusto. Sus actuales integrantes son Jay Beckenstein en saxo alto, Tom Schuman en teclados, el guitarrista cubano Julio Fernandez, Scott Ambush en bajo y Bony Bonaparte en batería y percusión.
viernes, 13 de noviembre de 2009
Las nuevas caras del smooth jazz.


lunes, 9 de noviembre de 2009
Percepciones y prioridades

Este post no está dedicado al smooth jazz sin embargo tiene como protagonista a la música, a la verdadera música; la música clásica y como telón a la conducta humana. En Enero del corriente año, el periódico The Washington Post realizó un experimento social digno de consideración. A tal efecto le encomendó a Joshua Bell (foto) uno de los violinistas más prestigiosos de música clásica la tarea de tocar una parte de su concierto en una de las estaciones del metro de Washington. Provisto de un Stradivarius valuado en 3 millones y medio de dólares, Bell se acomodó en una de las entradas e interpretó 6 complejas piezas de Bach que dos noches atrás había interpretado en un teatro de Boston a sala llena con un costo de 100 dólares el ticket más barato. Pasaron 6 minutos para que un hombre de mediana edad detuviera brevemente su paso apurado y dejara 1 dólar en el estuche del violín. A los 10 minutos un niño se detuvo a escuchar a Bell pero su madre rápidamente lo hizo proseguir con su marcha apesar que el niño repetidamente giró su cabeza para continuar contacto visual con el violinista. A los 12 minutos un joven se reclinó sobre una de las columnas del andén para escuchar la melodía pero no duró más de medio minuto y continuó con su andar. Los únicos además de este joven que se detuvieron a escuchar al violinista fueron niños que sin excepción fueron forzados por sus padres ó madres a continuar caminando. Al cabo de 45 minutos Bell terminó su mini-concierto. No hubo aplausos, no hubo ningún reconocimiento y en absoluto silencio Joshua guardó su valioso violín para recoger 32 dólares dejados por no más de 20 transeúntes que dejaron su dádiva sin detenerse mayormente. Este experimento nos demuestra claramente dos factores en nuestra conducta social: La "percepción" general es que nadie aprecia la belleza fuera de su contexto natural y fundamentalmente si no nos detenemos a apreciar el talento de uno de los músicos más importante de nuestro tiempo interpretando una de la piezas más bellas que se hayan escrito y ejecutada en uno de los instrumentos más finos que se hayan creado, cuantas cosas más nos estaremos perdiendo de disfrutar debido a nuestras "prioridades"? Eso nos recuerda un poco lo que nuestro slogan suele predicar y que muchas veces en la vorágine de la vida cotidiana solemos olvidar: "Dejala fluir". La música como la vida para ser apreciada integramente debe fluir pero es nuestra decisión en dejarla fluir como un manantial o hacerla brotar a borbotones como un río fuera de cauce.
martes, 3 de noviembre de 2009
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